2.2.09

Cheney, un villano a lo Capra

Irremediablemente contaminados como estamos por la cinefilia y la saturación icónica de nuestra época, no es extraño que afrontemos y decodifiquemos todo acontecimiento histórico transmitido y narrado por los medios de comunicación con las categorías propias de todo relato. En los fastos de la investidura de Obama como presidente de los EE.UU., de por sí connotada y acompañada por una corriente emocional y un pathos de raigambre claramente capriana, llamó la atención el papel reservado en la misma al vicepresidente de la Administración saliente, Richard Cheney, verdadero cerebro y hombre fuerte de la camarilla neocon que llevó las riendas de la superpotencia durante dos legislaturas.

cheney
Obligado a servirse de una silla de ruedas para sus desplazamientos, Cheney jugó un evidente y marcado papel de villano perdedor en la función global del Inauguration Day, convertido en auténtica dúplica aftermedia de aquel inolvidable Míster Potter que encarnara Lionel Barrymore.
Ya decía Hitchcock que la calidad de un film dependía en proporción directa de la altura de su malvado, norma que en el evento multimedia de la toma de posesión de Obama se cumplió ajustadamente.


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