2.2.09

Dios coje el bus

Siglos de guerras y querellas filosóficas en torno a la existencia de Dios hipercondensadas en un slogan publicitario, en un escueto claim, inserto en el espacio publicitario de un autobús urbano. La prolijidad expositiva, la densidad logicista, la temática hard dejan paso ahora a la concisión simplificadora, al lacónico reclamo proselitista, a la levedad pro-identificativa. Pero ni siquiera de un formato tan soft se está del todo seguro, hay que inocularle el virus de la duda, de la sospecha: maybe, probablemente. Cualquier afirmación totalizadora, cualquier atisbo de solidez y veridicción debe inmediatamente contrarrestarse con la posibilidad de lo contrario, con la hegemonía de la equidistancia entre extremos y el principio de contradicción. Incluso lo Absoluto debe ser matizado, socavado, licuado, puesto en entredicho.

bus-ateo

El ateo busca así una visibilidad pública para su dogma, pero incapaz siguiera de afirmarlo con rotundidad, sucumbe irremediablemente ante la tradición iconográfica y el poder simbólico de la religión, especialmente en un país como España. La pobreza de la traslación visual del mensaje, propia de la aicónica mentalidad protestante de donde proviene, se ve obligada a hacerse acompañar del fácilmente asumible llamamiento al goce hedonista y desprejuiciado, de fácil conexión popular y clara inmenrsión en el zeitgeist del momento.

Asimismo, la lógica expansiva del hiperconsumo, la turbo-colonización publicitaria omnipresente sigue avanzando, asimilando y formateando bajo su lógica aquellos no-lugares lábiles, fluidos, inestables donde el hombre actual pasa gran parte de su postemporalidad, de su existencia y transitorialidad after y/o inter, convirtiendo su devenir, su deambular cotidiano en un continuo comercializado non-stop.

No hay comentarios: